Despues de tomarme unas vacaciones vuelvo a escribir y juestamente hablando de vacaciones estaba recordando aquellas tardes de verano, de pileta pelopincho, de jugo o licuado de banana que te preparaba tu vieja despues de salir de la pileta y comer masitas merengadas. El aire de la tardecita surcado por mariposas de colores ( sí, en aquella época todavía existían las mariposas), y los viernes o sábados te daban plata para que fueras a buscar un helado ( un conogol o un patalín). Después de almorzar te mandaban a dormir la siesta aunque no quisieras, pero en realidad no dormías nada por la ansiedad de ir a meterte al agua, después tipo 16.30 o 17.00 te dejaban meter al agua calentita y pasabas horas en la pileta hasta que se te arrugaba toda la piel.
Recuerdo las vacaciones en familia, si ibas a Carlos Paz ibas a Playas de Oro y te metías con tu viejo y tus primos al río, despues a tomar un helado y a los jueguitos de video o al metegol. A la noche terminabas muerto.
Cuando se es preadolescente se va de campamento, ya sea con la escuela de verano o con la iglesia, a dormir en carpa todos apretados, a cantar canciones de campamento y a la noche el fogón, la guitarra y las historias de miedo, los primeros amores de verano y las primeras desilusiones, todo a la orilla de algún río serrano.
Las noches de aquellos veranos adolescentes era salir a dar vueltas en bici o en moto con el grupo de chicos y chicas hasta la 1 de la mañana o juntarse a tomar mates en alguna casa. Aquellos viejos veranos...
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